La República Argentina se enfrenta a un complejo dilema en las elecciones de este domingo 19 de noviembre. La patria del libertador San Martín tiene por delante una de las elecciones más trascendentales de su historia democrática.
Queremos señalar que antes que todo, esta es una decisión del pueblo argentino; los observadores externos somos precisamente eso, meros observadores. Sin embargo, para tener una buena perspectiva de las cosas es necesaria la distancia, a fin de poder juzgar sin estar directamente implicado en el asunto.
Argentina se encuentra en una grave crisis política, social, económica, cultural y moral. Ella obedece a múltiples factores que se han convertido en parte de la misma idiosincrasia del país, promoviendo un régimen político fracasado, sustentado en el clientelismo y la corrupción en todas las esferas, donde el "proceso democrático" se ha reducido a un mero concurso de popularidad.
El fracaso en la administración económica ha llevado a que generaciones de profesionales no puedan ejercer lo que estudiaron. Para la mayoría de los argentinos el sueño de la casa propia es eso mismo, solo un sueño.
La representación más fiel de Argentina está en el bello tango de cambalache:
"(...) Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor
Ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador
Todo es igual, nada es mejor
Lo mismo un burro que un gran profesor
No hay aplazados, ni escalafón
Los inmorales nos han igualado
Si uno vive en la impostura
Y otro roba en su ambición
Da lo mismo que si es cura
Colchonero, rey de bastos
Caradura o polizón (...)"
La mayor expresión de toda esta corrupción institucional se manifiesta en el candidato Javier Milei.
El Sr. Milei es un hijo de una Argentina donde un futbolista mediocre pudo abrirse paso hasta un equipo de fútbol profesional. La enorme cantidad de equipos permitió a Milei llegar hasta esa posición.
Ese mismo Sr. Milei, hijo de empresario autobusero, pudo estudiar en la misma universidad que los hijos de los más ricos de su país. Con precariedades de base, es cierto, pero con la misma posibilidad de acceder a la educación superior, gratuita y pública.
Sin embargo, Milei no quiere ese derecho para todos los argentinos. Su propuesta de hipermercantilización de la vida misma solamente significa que una élite de argentinos se pueda educar, recibir tratamientos médicos, o incluso acceder a vivienda y agua potable.
Ante ese escenario, cualquier opción es mejor. Cualquiera.
Anastasio López. Presidente de la República. Presidente del PUNR
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